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Nutrir el cerebro a través de la consciencia

Nuestro cerebro es una máquina eléctrica, por eso hay que cargarlo. Pero si la persona no lo hace, entonces las células cerebrales empezarán a exigirlo, a querer una agitación. Por lo tanto, o el hombre forma, genera energía o nuestro sistema nervioso va a requerir de cierta excitación, haciendo a su dueño ponerse nervioso por algo.

Vamos a considerar nuestro comportamiento en el espacio. Siempre se trata o de una reacción, o de una resonancia con cierta información, o de un razonamiento, pero más a menudo se trata de un discurso, reacción a cierta reacción (sobre todo de la gente).

De hecho, esto obtuvo la ciencia de la retórica como un arte de excitar el espacio y allí dentro se encontró con un tema interesante – mirar a través del cerebro y en consecuencia, nutrirlo.

Es importante aquí introducir el concepto de conocer el cerebro desde el propio cerebro. Entonces uno podrá conocer la idea del carácter simple y el carácter múltiple de la mente. Es primordial con el fin de comprender las capacidades de los conocimientos y no simplemente su presencia. Para el cerebro es importante la necesidad de cognición, de lo contrario permanecerá en una necesidad de estar agitado. Que como he dicho, es propia del cerebro.

El cerebro puede entenderse también como la relación entre el pensamiento y la consciencia o, dicho de otra manera, entre el conocedor y lo conocido. Cuando uno se conecta junto a su audiencia, éste debe comprender que delante de sí tiene un grupo de personas con diferentes condiciones de excitación del cerebro. O sea, no se trata simplemente de poetas, músicos, escritores, constructores, científicos, médicos, sino de individuos sintonizados con distintos tipos de agitación. Y, al mismo tiempo éstos forman una orquestra, digamos un coro, que depende por ejemplo de una misma idea, o fe. O grupos que se forman bajo la influencia de varios intereses de excitación que son superiores al rasgo personal. Por ejemplo, el dinero.

Por lo tanto, al plantear una tarea y exigencia a su cerebro la persona no simplemente lo hace vivir en un proceso, sino que lo nutre. Al abrir su mente hacia el proceso de conocer, uno lo está alimentando, ya que es un esfuerzo donde el proceso de conocer es más importante que el de saber. Es que, si uno no sabe conocer no sabrá sintonizarse, no sólo con ese conocimiento, sino que tampoco sabrá cómo nutrir su cerebro. Y, si la persona no abre su cerebro al conocimiento del tema, entonces no importa de qué exactamente se trata tal o cual cosa. No podrá oír más de lo que suele oír por reflejo. Si no enseñamos al cerebro aprender, éste sólo va a recibir la siguiente lección, pero no será capaz de reforzar su Atención.

Es bueno haber nacido Goethe, pero ¿cómo llegar a ser Goethe? Es imposible pensar sin el Enfoque. El apoyo del esfuerzo del pensamiento es el enfoque. El hombre no puede pensar si no sabe nutrir su cerebro. De hecho, el pensamiento mismo es la alimentación del cerebro. ¿Por qué la gente necesita la filosofía de Schopenhauer si no conoce el método de su propio pensamiento y recién después el del filósofo?

Al principio hay que localizar la tarea para que no impida la rugosidad. El cerebro crea el carácter visual de nuestro mundo. Para la gente es importante no aquello que ve, sino que aquello que el cerebro procesa como visto; no aquello que escucha, sino que aquello que el cerebro percibe como escuchado; no aquello que come, sino que aquello que el cerebro determina como sabor. Y lo principal no es que tengamos un cerebro, sino que la vivencia que experimentamos del que somos su poseedor.

Y si éste no procesa, entonces más reacciona a la comida o la música; no se alimenta de ella, sino que se agita con ella. Prescindir del pensamiento significa prescindir de un espacio que parece que está dentro de nosotros, pero sin conocer, digamos, la función de nuestro cuerpo, sin el espacio que nos rodea, dado que nuestro conocimiento se limita por el tiempo, por factores aleatorios que también alimentan el cerebro, pero en una versión truncada.

Empezar a analizar es lo principal, pero esto significa tener la capacidad de captar con el  cerebro por lo menos unas ideas del espacio que nos rodea, agruparlas y tener el esfuerzo necesario para asimilarlas correctamente.

© Oleg Cherne