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Las cadenas multidimensionales de los nucleótidos, o el Karma en acción

Las cadenas multidimensionales de los nucleótidos son una cuestión fundamental, cuya comprensión debe comenzar a través del entendimiento del cerebro. Pero mientras nos alimentamos de pensamientos de categorías iguales a estereotipos, tendremos igual comprensión de este tema.

Tal vez, los estudios del bioquímico Aziz Sancar son los más interesantes, dado que se acercó más que todos a la comprensión de que el ADN puede ser cambiado. Pero estuvo tan enfocado en la base reparativa del ADN que pasó de largo el tema. De hecho, demostró el efecto de la luz sobre el ADN que es absolutamente igual a la influencia de una determinada parte del cerebro sobre el ADN. O sea, él no modificó su concepción, ni mostró el camino y no hizo pruebas de laboratorio en esta dirección.

Y las pruebas de lo que digo radican sólo en esta dirección. En realidad, nos guste o no, podemos cambiar el ADN únicamente por nosotros mismos y es lo más interesante. Aunque, a pesar de todo, resulta que debemos entender que nuestro organismo es capaz de cumplir por sí mismo con muchas cosas. Es complicado, pero es gratis. Bueno, relativamente gratis. Felicitaciones a Sancar, pero nada más (aunque a decir verdad a mi parecer, él es el más digno ganador del Premio Nobel, el que tuvo que compartir con otros dos colegas). Pero sobre lo que quiero poner su atención es sobre el tema de las cadenas multidimensionales de los nucleótidos, pero vistas desde un ángulo diferente.

Cada nucleótido es nuestro compuesto básico tridimensional, que consta de energías que se describen por los procesos de las reacciones bioquímicas. Son tres y cado uno es el encargado de su propio espectro de energía. Uno está relacionado con el medio del pH, el otro con el transporte a través de la comida y el tercero – con el aire. O también podemos decir, con el azúcar, el nitrógeno y el fosfato. En un mecanismo habitual todo está mezclado, pero en realidad es un plano isométrico.

Al no comprender el plano, la persona tampoco entenderá la dirección y todo llega a ser grueso y condicional. Si uno tiene activos, digamos, cinco nucleótidos conectados, es una cosa, pero si tiene ocho – otra diferente. Pero el ser humano tiene 13 grupos o enlaces de nucleótidos, los que a menudo no están bajo nuestro control y se convierten en un equilibrio formador, tarde o temprano, de enfermedades graves (por ejemplo, el cáncer). El problema del cáncer consiste en que el ADN no absorbe ciertos grupos de nucleótidos.

Многомерные звенья нуклеотидов, или карма в действииDe esta manera, según la composición de los ácidos nucleicos se puede determinar en qué campo está la persona y, en consecuencia, en qué dirección o influencia:

  • adenina (A);
  • guanina (G);
  • citosina (C);
  • timina (T).

La molécula perfecta del ser humano consta de 12 nucleótidos. Y, ¿pueden ser más? Sí, puede ser, lo que significa que a la naturaleza humana son inherentes unos parámetros sobrehumanos. Pero incluso esto no ayudará si la consciencia no entra en contacto con toda la estructura del ADN que, de hecho, empieza a esconder de nosotros, nuestras propias capacidades.

Mucho de lo que escribo o hablo es una fantasía para los científicos. De verdad, la ciencia misma ya se acercó un poco a estos conceptos, pero surgen ciertas exigencias hacia los cerebros de las personas que se dedican a esto. Es que todas las células madre y las células hijas del ADN poseen distintas tensiones. Y si la cadena está atada a la tensión del cerebro, tendremos un resultado, pero si está atada a la médula ósea, tendremos diferente resultado. Entonces, ¿qué son los nucleótidos? Son una reducción del trabajo del organismo inherente de nacimiento cuando una cadena oprime la otra. Es como, por así decirlo, la realización de Karma en las acciones. Así que decir que el ADN protege la estabilidad del genoma humano, significa engañar a los procesos del macrocosmos.

© Oleg Cherne